sábado, 24 de abril de 2010

Sobre la justicia universal

Impartir justicia es una misión muy delicada. Interpretar las leyes para dictar justicia no es algo que cualquiera pueda hacer, y las repercusiones de cada una de las decisiones de un juez son de suma importancia, ya sea para una persona o la sociedad en su conjunto.

Pero, ¿para qué existen las leyes? Lejos de ser un absurdo, esta pregunta es clave para entender el mundo en el que vivimos. Las leyes se crearon para definir de forma objetiva lo que es la Justicia, de forma que cada uno no utilice su visión de lo que es justo o no lo es. Pero el fin es la justicia y las leyes no son más que el medio.

Quizás ahí es donde aparece el concepto de justicia universal, que no es más que la extrapolación de la justicia de un país a todo el mundo: España puede juzgar cualquier delito cometido dentro o fuera de sus fronteras contra sus ciudadanos. Así es como la Audiencia Nacional ha juzgado o al menos investigado numerosos delitos contra la humanidad en todos los continentes.

Es bueno, muy bueno, que la Audiencia Nacional se declarase en su día competente para investigar estos delitos cometidos fuera de la jurisdicción española, para que en el mundo haya menos crímenes impunes.

Así las cosas, llega un juez español dispuesto a introducirse en el terreno del franquismo. Y algunas personas, lejos de haber superado una trágica etapa de nuestra historia y admitir que se juzgue lo que sea juzgable, tratan de acusar al juez de excederse de sus competencias. Es difícil de entender que después de juzgar o intentar juzgar a Pinochet, por poner un ejemplo, algunos traten de impedir que se investiguen delitos cometidos en nuestro país durante el Franquismo.

martes, 13 de abril de 2010

El peligro de profetizar

Todos sabemos que hacer de profeta (algunos lo llaman dárselas de "gurú") entraña un riesgo inexorable: el de equivocarse estrepitosamente. Algo así podía haberme ocurrido a mí.

En estos días en que ando releyendo y retomando este blog, me he encontrado un artículo que escribí el 19 de noviembre de 2006 y que no llegué a publicar. Se titula "El fin de la era Google", y así escribí hace tres años y medio:

Google va a tener su fin, y no dentro de mucho

Durante estos años ha sido el mejor buscador, el buscador por excelencia, pero va a acabarse.

Google no ha sabido tener unos servicios populares al estilo de MSN (messenger y Espacios) o Yahoo (sus muchos servicios), y la no interconexión entre sus servicios va a ser su fin: solo falta a que un buscador le alcance en capacidad de ofrecer buenos resultados, porque un poco mejor de organización (fuera del buscador técnicamente) yo mismo lo haría mejor (exagerando solo un poquitín)
Obviamente la era Google no ha acabado. Más bien lo contrario, todo apunta a que Google va a tener un reinado en el mercado de Internet (y a medio plazo en muchos otros sectores) del que no se va a ir tan rápido.

Lo que más me preocupa no es haber afirmado que la era Google acabaría. Todo se andará. Ningún imperio ha sobrevivido al curso de la historia. Lo que me sorprende es la comparación que hice con "unos servicios populares al estilo de MSN" (¿Quién tiene ahora como página de inicio a MSN?) o "Yahoo (sus muchos servicios)" (¿Qué servicios?). Indudablemente, hablaba como adolescente que era en aquél entonces, cuando los Espacios o Spaces "del Messenger" fueron la primera red social asíncrona (esto es, quitando la mensajería del MSN Messenger) de muchos como yo.

Ahora, más de tres años después, está claro que lo que triunfa en Internet no es el ofrecer cientos de servicios en una página de inicio (lo que detecté erróneamente como el fallo de Google y ha resultado ser su pequeña perla). Hay mucho más. Información, masa de gente, necesidades, soluciones. Todo es mucho más complejo que lo que la mente de un adolescente de unos 16 años podía comprender.

Sólo me queda decir... Me equivoqué, pero no lo hice público :-)

Recordando a Adrià

Hace pocos días recordé a mi amigo Adrià Recasens, al que entrevisté, y del que aun queda una copia de aquella entrevista en este blog. Quise saber qué había sido de él. Al fin y al cabo, es el único blogger al que he podido conocer (hasta un punto), y del que he seguido su trayectoría (más allá de lo que escribía) por sentirme muy identificado con él.

Así pues, procedí a buscar su blog en mis favoritos, y el dominio me apareció en venta. Supuse que se habría cambiado de dirección, por lo que probé a buscar en Google, pero nada, no conseguí dar con él. Definitivamente, mi viejo amigo ha desaparecido sin dejar señales.

Escribo estas líneas para mandarle recuerdos, allá donde esté, y agradecerle el haberme introducido indirectamente en el mundillo de los blogs hace ya unos años.

Hasta luego, Adrià. Espero oír noticias tuyas.